lunes, 17 de marzo de 2008

Jaume Llibre: “Físicos y químicos despiertan más admiración que los matemáticos”

Fuente: http://www.lamanyana.es/web/html/opinio.html?id=80609&seccio=Opini%2525C3%2525B3n&fecha=2008-03-16&sortida=03:00:00


2008-03-16
El problema del 3x +1 se ha convertido en una de las más famosas conjeturas matemáticas. Se trata de lo siguiente: si cogemos un número natural impar, lo multiplicamos por tres y le sumamos uno y si el resultado es par, lo dividimos por dos y así sucesivamente. Hasta ahora, todos los números que ha sido sometidos a este proceso han acabado en el uno, pero es posible que alguna vez se encuentre un número tan grande que no cumpla esa norma. Desde 1937, destacados matemáticos han estudiado este problema, pero sin poder dar con una solución definitiva. El catedrático de matemáticas de la Universitat Autònoma de Barcelona, Jaume Llibre, nos habla de ello y de su pasión por los números.— Perdone, pero no veo la trascendencia de resolver ese problema.— Los problemas matemáticos son retos sin resolver y encontrar una solución, por sí mismo, ya es interesante. En este caso, ya hemos utilizado todas las herramientas matemáticas para intentar resolver el problema, pero no ha sido posible, de forma que seguramente tendremos que descubrir otra herramienta. Y eso es lo realmente importante.— ¿Por qué?— Las matemáticas están detrás de casi todo y son el lenguaje de la ciencia. Si el hombre, por ejemplo, ha llegado a la Luna es porque antes se calcularon las órbitas. Por tanto, avanzar en el conocimiento del lenguaje matemático es fundamental.— ¿Están cerca de descubrir la solución de ese problema?— Nunca se sabe. El denominado problema de Fermat, por ejemplo, que fue formulado hace más de 300 años, se resolvió hace apenas seis o siete años. Y el del 3x +1 sólo tiene 80 años, de manera que aún puede tardar en llegar la solución. Pero, de tanto en tanto, se hacen descubrimientos importantes que dan un giro inesperado a las matemáticas.— Las matemáticas (la ciencia, se entiende) son frías, pero los matemáticos son apasionados, ¿no?— Los matemáticos disfrutamos mucho, pero es una disciplina a la que hay que dedicarle mucho esfuerzo. Es una pasión. Si tu cerebro está trabajando en un problema es difícil desconectar. A veces llegas a casa y no puedes dejar de darle vueltas...— Eso puede ser peligroso...— Sí, lo más apropiado es intentar mantener un cierto equilibrio para no obsesionarte.— ¿Las matemáticas siempre son una ciencia exacta?— Yo creo que sí. En todo caso, hay una gran diferencia con las otras ciencias. Si un biólogo, por ejemplo, estudia un árbol, todo el mundo tiene una idea bastante clara de lo que es un árbol. Sin embargo, si un matemático estudia las propiedades de los números primos, la gente ya no tiene muy claro de qué va la cosa. — Es algo intangible.— Sí, pero no hay duda de que son reales. Si un extraterrestre estudiara los números primos, llegaría a las mismas conclusiones que nosotros. En definitiva, las matemáticas son un lenguaje y si lo aprendes es fácil manejarlo.— Sin embargo, la mayoría tropieza con ese lenguaje.— Sí, es un lenguaje que cuesta enseñar y, por desgracia, muchos de los profesores que imparten esta materia no son matemáticos. Y hacen lo que pueden, que no se me enfaden, pero creo que si lo hiciera un especialista no habría tanto rechazo de los alumnos. Las matemáticas son apasionantes si se entienden, pero si no es así, pueden ser insoportables.— Siempre culpamos a los profesores.— Sí, y no tienen toda la culpa. Los cambios educativos de los últimos años han rebajado mucho el nivel de calidad en nuestras aulas. El aprendizaje requiere un esfuerzo y lo que no cuesta nada no tiene demasiado mérito. Ahora, en la ESO se puede pasar curso sin aprobar las asignaturas, de forma que se ha acabado con la cultura del esfuerzo y de ello se resienten los estudiantes, que llegan a la universidad con un nivel más bajo que nunca.— ¿Habría que enseñar matemáticas de forma más atractiva?— Hace unos 20 o 30 años se produjo la moda de lo que se denominó matemática moderna (teoría de los conjuntos y demás) que, según mi criterio, le hizo mucho daño a esta materia porque se recurrió a un lenguaje artificial, camuflando la esencia de las matemáticas.— ¿Era demasiado abstracta?— Sí, y también se centraba en cosas que no eran lo más importante. Fue una moda que vino de Francia y que hizo mucho daño.— ¿Hay elitismo entre los matemáticos?— Si alguna vez lo hubo, los pedagogos están para intentar evitarlo. Enseñar bien las cosas es un arte y requiere de una persona con mucha vocación. Y ahora no lo estamos haciendo bien. Hay que cambiar el sistema.— Usted ha estudiado matemáticas en medio mundo: ¿son diferentes en Pekín que, por ejemplo, en Sao Paolo?— No. Las matemáticas no tienen nacionalidad. Son iguales en todas partes y tienen su lenguaje propio.— Un lenguaje universal.— Sí, así es. Si hablas de matemáticas con un chino o con un brasileño te entenderás perfectamente, pero si hablas de otras cosas seguramente tendrás diferencias. La verdad es que el oficio crea fuertes afinidades.— Pese a todo lo que hemos dicho, las matemáticas también tienen muchos seguidores y seguidoras.— Siempre hay gente a la que le gustan. Las matemáticas son como una forma de poesía de números o de ideas. Cuando alguien descubre algo, un teorema nuevo, la satisfacción es muy similar a la de un poeta que encuentra el soneto perfecto después de darle muchas vueltas.— Se han hecho muchas películas sobre matemáticos.— Y series de televisión, como la popular Numbers. Últimamente los matemáticos hemos tenido un cierto éxito. No nos podemos quejar, aunque los físicos y los químicos, por ejemplo, siempre han despertado más admiración, quizás porque hacen descubrimientos en el espacio o porque avanzan en la lucha contra el cáncer.

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